Agua dulce bajo la selva amazónica: una advertencia para el Paraguay
Publicado el 01/10/2025
Agua dulce bajo la selva amazónica: una advertencia para el Paraguay
Oscar Rivas, referente de la ONG ambientalista Sobrevivencia y exministro de la entonces Secretaría del Ambiente (SEAM), hoy Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), analiza el hallazgo de un río subterráneo bajo la Amazonía y lo vincula con los desafíos que enfrenta Paraguay para proteger su propio tesoro hídrico: el Acuífero Guaraní.
Un reciente estudio científico reveló la existencia de un gigantesco reservorio de agua bajo la selva amazónica, descrito como un verdadero "océano subterráneo" capaz de abastecer de agua dulce a la humanidad durante más de dos siglos. El hallazgo, considerado uno de los más importantes en materia hídrica de las últimas décadas, despierta tanto esperanza frente a la crisis global del agua como preocupación por los desafíos de acceso, conservación y sostenibilidad que plantea.
Los estudios señalan que este tipo de acuíferos pueden almacenar cantidades extraordinarias de agua dulce, pero su explotación entraña desafíos: extracción costosa a profundidades elevadas, tratamiento para potabilidad, riesgos de contaminación, y la necesidad de que las lluvias y la cobertura forestal continúen para recargar esos reservorios subterráneos. Si se destruye la selva que actúa como filtro y zona de recarga, todo podría perderse, advierten los expertos.
El espejo paraguayo: el Acuífero Guaraní
En el Paraguay y los países vecinos ya se cuenta con un recurso hídrico subterráneo consolidado: el Sistema Acuífero Guaraní (SAG). Este cuerpo de agua, formado entre 245 y 144 millones de años mediante depósitos arenosos de la era Mesozoica, abarca alrededor de 1.200.000 km² entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con aproximadamente 37.000 km³ de agua estimados en sus reservas.
"El Acuífero Guaraní no es un sistema completamente confinado, lo que lo hace sensible a lo que ocurre en sus áreas de recarga. Aquí es donde el territorio del Paraguay ocupa un lugar estratégico", advierte Oscar Rivas, del colectivo ambiental Sobrevivencia. "Somos el país con mayor disponibilidad de agua dulce de buena calidad por habitante en el mundo. Sin embargo, mantener esta condición depende directamente de la conservación de nuestros ecosistemas. Cada bosque destruido o cada humedal degradado es una pérdida invaluable e irreversible de agua dulce que constituye nuestro mayor y mejor producto, muy por encima de la soja o la carne".
Ríos voladores: la conexión invisible
Los vínculos entre la Amazonía y el Paraguay no son geológicos, sino atmosféricos. La selva amazónica bombea cada día miles de millones de litros de agua hacia la atmósfera, que se desplazan como "ríos voladores" y descargan lluvias en el sur de Sudamérica, incluyendo las cuencas del Paraguay y Paraná.
"Lo que pasa en la Amazonía impacta de manera directa en nuestro futuro hídrico", sostiene Rivas. "Los bosques bombean vapor de agua que luego recarga nuestros acuíferos. Por eso, la degradación de la selva amazónica significaría una tremenda amenaza a la seguridad hídrica del Paraguay, de Brasil, Bolivia y toda la región. Un bosque vivo garantiza agua dulce, un paisaje pelado la pierde".
Riesgos comunes y urgencias compartidas
Los peligros que enfrenta la Amazonia con el hallazgo de aguas subterráneas se parecen a los que ya amenazan al Acuífero Guaraní en Paraguay: deforestación que reduce la infiltración del agua, agroquímicos que contaminan las reservas, grandes represas que alteran el flujo subterráneo.
"La principal amenaza al acuífero está en la degradación y contaminación de sus áreas de recarga", advierte Rivas. "Si un acuífero recibe productos tóxicos en su superficie —plaguicidas, agrotóxicos, metales pesados— esos contaminantes pueden infiltrarse y llegar a las aguas subterráneas. La descontaminación es prácticamente imposible".
La lección que dejan tanto el océano subterráneo amazónico como el Guaraní es común: la abundancia de agua no significa seguridad eterna. Para Rivas, la clave está en la humildad y la prevención: "Debemos despertar a una nueva reverencia por la vida y apostar a la sustentabilidad. El agua es, sin duda, nuestro mayor y mejor producto, y mantener esta condición exige proteger bosques, humedales y ecosistemas que garantizan su producción y permanencia".
Artículo publicado en el periódico El Nacional
