Emergencia ambiental y humana: los incendios y su devastador impacto
Publicado el 03/10/2024
Emergencia ambiental y humana: los incendios y su devastador impacto
Latinoamérica se quema frente a nuestros ojos y la región parece indiferente a esta catástrofe. Incendios forestales sin precedentes están devastando la amazonía e incluso llegando a sectores urbanos y las principales capitales de nuestros países, arrasando con millones de hectáreas que constituyen un pulmón esencial para la vida en nuestro planeta, exacerbando una crisis ecológica y social que exige acciones urgentes. Desde la Red Regional Escazú Ahora, compuesta por organizaciones de la sociedad civil y personas de 14 Estados de América Latina y el Caribe, hacemos un llamado a la solidaridad entre países y a la acción inmediata para detener el avance del fuego.
El deterioro ambiental es un problema colectivo que demanda la acción coordinada de gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil y sector privado. Los gobiernos de la región han mostrado lentitud en la implementación de políticas efectivas para la prevención de incendios y la protección de los recursos naturales. Además, la falta de financiamiento para la gestión de riesgos y la prevención contribuye a agravar la situación. Es fundamental que se responsabilicen por implementar medidas inmediatas y a largo plazo para mitigar el impacto de estos incendios.
Los incendios han sido catalizados por una combinación de factores naturales y humanos. El cambio climático ha intensificado los periodos de sequía, haciendo que los ecosistemas sean más vulnerables al fuego. Sin embargo, las causas humanas, como la deforestación, el cambio en el uso de suelos y las prácticas agrícolas no sostenibles, han contribuido significativamente a la rápida propagación de las llamas. La quema deliberada para expandir tierras agrícolas o ganaderas sigue siendo una de las principales causas detrás de esta devastación.
Es necesario recordar que las repercusiones de estos incendios son de largo alcance. A nivel ambiental, la destrucción de hábitats naturales lleva a la pérdida irreversible de biodiversidad, afectando especies en peligro de extinción y ecosistemas frágiles. La contaminación del aire, producto de las emisiones de carbono y otros gases, agrava la crisis climática global y la salud de las personas. En el ámbito social, las comunidades indígenas y rurales, que dependen directamente de los bosques, se ven desplazadas y desprovistas de recursos. Económicamente, los sectores agrícola y turístico han sufrido daños devastadores, y los esfuerzos de recuperación podrían tardar décadas e incluso algunos nunca se recuperarán.
En este contexto, el Acuerdo de Escazú se presenta como un instrumento fundamental para gestionar de manera efectiva los incendios y su impacto en la región. Este acuerdo no solo promueve el acceso a la información ambiental, sino que también garantiza la participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones que afectan sus territorios. Al empoderar a las comunidades locales, especialmente a los pueblos indígenas y afrodescendientes, el Acuerdo asegura que sus conocimientos y tradiciones en el manejo de recursos naturales sean valorados y respetados.
Además, su implementación fomenta la cooperación entre países al facilitar el intercambio de información y mejores prácticas que pueden aterrizar en la gestión de incendios, lo que es crucial para una respuesta coordinada y eficiente ante emergencias ambientales. Al contar con mecanismos que aseguran la transparencia y la justicia ambiental, se crea un entorno propicio para el desarrollo de políticas más inclusivas que no solo aborden la extinción del fuego, sino que también promuevan la conservación de ecosistemas vitales y la restauración de áreas afectadas. En este sentido, el Acuerdo de Escazú se convierte en una herramienta esencial para construir resiliencia frente a los incendios, transformando el enfoque de reacción a uno de prevención y sostenibilidad.
Ante lo mencionado:
- Instamos a los gobiernos a garantizar la implementación efectiva del Acuerdo de Escazú y hacemos un llamado a los países que aún no lo han ratificado, a hacerlo lo antes posible, especialmente a Brasil, en cuyo territorio se concentran importantes focos que están destruyendo la Amazonía.
- Instamos a los gobiernos y organismos internacionales a activar de inmediato los planes de contingencia para sofocar los incendios y asistir a las comunidades afectadas. La movilización de brigadas forestales especializadas y el apoyo logístico de naciones vecinas son esenciales para contener el avance del fuego. Asimismo, se deben destinar recursos a la reforestación y restauración de los ecosistemas dañados, así como a la protección de las áreas aún no afectadas. De igual forma, es importante que se establezcan sistemas de alerta temprana como mecanismo de prevención e información abierta para la población, considerando también herramientas de divulgación diferenciadas a nivel territorial.
- Reafirmamos la importancia que los Estados implementen una gestión sostenible de los recursos forestales, políticas estrictas contra la deforestación y quienes depredan los bosques, fortalecimiento institucional para la vigilancia y control de incendios, dotación de recursos y de personal suficiente para responder a futuras emergencias.
- Exhortamos a la ciudadanía a mantenerse informada y activa en la protección de nuestros bosques. Es imprescindible que todas las personas exijamos a nuestros gobiernos medidas inmediatas y participemos en acciones colectivas para la conservación de los ecosistemas. Las comunidades locales, especialmente los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos, que han sido guardianas de los bosques por generaciones, deben ser apoyadas y su liderazgo fortalecido en los esfuerzos de recuperación y prevención.
- Convocamos a los gobiernos a reflexionar sobre la importancia de preservar los bosques e involucrar a las comunidades locales, especialmente pueblosindígenas, afrodescendientes y campesinos en acciones colectivas que contribuyan a la conservación de los ecosistemas.
Estamos en un punto de inflexión. Los incendios forestales no solo son una tragedia para el medio ambiente, sino también una señal de alerta sobre la urgencia de enfrentar la crisis climática global. Debemos actuar con firmeza y determinación para evitar que esta devastación se repita. Nuestros bosques no solo son vitales para el equilibrio ecológico, sino también para el bienestar de las futuras generaciones. Es tiempo de transformar esta crisis en una oportunidad para un cambio estructural en nuestras políticas y comportamientos.
Red Escazú Ahora 3 de octubre, 2024.

