¿Libre comercio para quién? Lo que esconden los Tratados de Libre Comercio y el Acuerdo UE-MERCOSUR
Publicado el 14/10/2025
¿Libre comercio para quién? Lo que esconden los Tratados de Libre Comercio y el Acuerdo UE-MERCOSUR
Los llamados Tratados de Libre Comercio (TLCs) se presentan como acuerdos modernos que impulsan el desarrollo económico, el empleo y la cooperación entre países. Pero en realidad, estos tratados responden a un modelo de integración desigual, donde las reglas del juego benefician a las grandes corporaciones y a las potencias económicas, profundizando la dependencia y el extractivismo en nuestros territorios.
Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta lógica es el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y el MERCOSUR, un tratado que se negocia desde hace más de dos décadas y que, de firmarse, se convertiría en el mayor acuerdo comercial entre bloques del mundo en términos de población abarcada.
¿Qué hay detrás del discurso del "libre comercio"?
Los TLCs no son simplemente acuerdos para reducir aranceles. Son verdaderos marcos jurídicos que:
• Blindan los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, garantizando sus ganancias futuras mediante cláusulas de protección de inversiones.
• Reducen la capacidad de los Estados para regular en defensa del ambiente, la salud pública o los derechos laborales, bajo la amenaza de ser demandados ante tribunales arbitrales internacionales.
• Fomentan el extractivismo, obligando a los países del Sur Global a profundizar la exportación de materias primas y alimentos sin valor agregado, mientras se importan productos industrializados.
• Debilitan la agricultura campesina y familiar, al imponer estándares y competencias desiguales que favorecen el agronegocio.
El caso del Acuerdo UE-MERCOSUR
Este tratado no es la excepción. El acuerdo entre la Unión Europea y los países del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) busca crear una zona de libre comercio para más de 700 millones de personas. Pero lejos de ser un avance en términos de justicia social o climática, este tratado reproduce y profundiza las asimetrías históricas entre el Norte Global y América del Sur.
Entre los puntos más preocupantes se encuentran:
• El aumento de las exportaciones agroindustriales desde el MERCOSUR hacia Europa (carne, soja, azúcar, etanol), lo cual incentivará aún más la deforestación, los monocultivos y los conflictos territoriales.
• La apertura de los mercados sudamericanos a productos industriales y farmacéuticos europeos, sin protección para las industrias locales ni los servicios públicos.
• La falta de mecanismos reales de participación ciudadana y consulta previa, tanto durante la negociación como en su implementación.
• El debilitamiento de las políticas ambientales y climáticas, en un contexto de crisis ecológica global.
En este contexto, el gobierno del Paraguay, a través del presidente Santiago Peña, ha reiterado públicamente su apoyo al Acuerdo UE-MERCOSUR, señalando que representa una "oportunidad histórica" para el país. Peña ha declarado que el tratado permitiría ampliar mercados y atraer inversiones, minimizando los impactos sociales y ambientales señalados por diversos sectores. Esta postura oficial contrasta con los múltiples cuestionamientos de organizaciones sociales, ambientales y de derechos humanos.
Paraguay: entre la ilusión del acceso a mercados y la realidad del despojo
En el caso de Paraguay, la situación es particularmente preocupante. Como país con una economía fuertemente dependiente del agronegocio y con altos niveles de informalidad laboral, la firma del Acuerdo UE-MERCOSUR podría acentuar la concentración de la tierra, el desplazamiento de comunidades campesinas e indígenas, y el avance del modelo extractivista-exportador.
El país ya sufre los impactos del monocultivo sojero y la ganadería intensiva, principales rubros de exportación. Este tratado incentivaría aún más esas actividades, en detrimento de la agricultura familiar y de los ecosistemas ya amenazados, como el Bosque Atlántico del Alto Paraná o el Pantanal paraguayo. Además, el Paraguay no cuenta con herramientas jurídicas eficaces ni voluntad política real para regular los impactos sociales y ambientales de las inversiones extranjeras, lo que lo coloca en una posición de alta vulnerabilidad frente al capítulo de protección de inversiones del acuerdo.
En lugar de diversificar su economía o promover procesos de industrialización sustentable, el tratado consolidaría a Paraguay como proveedor subordinado de materias primas, sin incentivos ni condiciones para transformar su matriz productiva.
Además del acuerdo con la Unión Europea, el Mercosur con participación activa de Paraguay ha avanzado en otras negociaciones comerciales, como el acuerdo ya firmado con Singapur, los tratados aún no ratificados con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), y las negociaciones en curso con Corea del Sur, Canadá, Indonesia y Vietnam. Todos estos acuerdos siguen el mismo modelo de liberalización comercial que prioriza la apertura de mercados por encima de la protección ambiental, los derechos laborales y la soberanía alimentaria.
¿Quién gana y quién pierde?
Ganan las grandes empresas agroexportadoras, automotrices, farmacéuticas y de servicios financieros. Pierden las comunidades campesinas, los pueblos indígenas, los trabajadores, y la naturaleza.
Este modelo de “libre comercio” ignora las desigualdades estructurales entre regiones, y consolida un patrón de desarrollo insostenible basado en la explotación ilimitada de los bienes comunes. Además, contradice de manera directa los compromisos asumidos por los países en materia de derechos humanos, acción climática y transición justa.
Por un comercio justo, solidario y ecológico
No estamos en contra del comercio. Estamos en contra de los tratados que profundizan el saqueo, la dependencia y la injusticia. Necesitamos nuevas formas de cooperación regional e internacional, basadas en la soberanía de los pueblos, el respeto por los derechos humanos y de la naturaleza, y una transición ecológica justa.
Es hora de decir NO al Acuerdo UE-MERCOSUR, y de impulsar modelos de integración alternativos que prioricen la vida, la dignidad y el cuidado del planeta.

